lunes, 1 de marzo de 2010

"De alguna gente de abajo", por Ricardo Suarez.


Actualizado Martes , 23-02-10 a las 07 : 02
Estamos en época de crisis y en el mundo de las cofradías ésta lleva años asentada, madurando y sin que nadie por el momento le ponga remedio. Es como si la gestión destructora del muchacho que mora en la Moncloa hubiese permeabilizado hasta lo más profundo de nuestras hermandades, pero no en el terreno económico sino en el del la desmesura, lo hortera, lo kitsch, e incluso, me atrevería a decir, que hasta en el de la irreverencia.
Ahora nos encontramos en un periodo de vulgarización de lo bello, y esa vulgarización se pone muy en evidencia cuando «levantamos el faldón».
¿De dónde vendrá esa moda que está convirtiendo a algunos costaleros en un icono de gimnasios o tribus urbanas? Sólo tenemos que darnos una vuelta por algunos de los ensayos para comprobarlo. Costales calados hasta la mitad del tabique nasal que hacen imposible la visión, teniendo el individuo que echar la cabeza tan hacia atrás para ver que podría producirle una lesión cervical más grave que si estuviese debajo del paso. Pantalones remangados hasta la rodilla como si estuviesen faenando arroz en el bajo Guadalquivir. Andares amenazadores (cuando salen del trabajo) al estilo hermanos Dalton en el oeste americano. Camisetas de tirantas con «agujeritos», de tallas pequeñas para resaltar, en el mejor de los casos, alguna que otra barriga cervecera. Costales multicolor, y una nueva jerga que nunca se ha escuchado de respiradero hacia abajo. Pero lo que me parece más significativo es el poder que tienen, o dicen tener, en el ámbito de la cuadrilla y la hermandad. Ellos se sienten semidioses por el trabajo que hacen. Son idolatrados por una cohorte de pelotas y aduladores y se permiten poner en jaque a alguna que otra junta de gobierno. Yo no estoy pidiendo una uniformidad generalizada pero tampoco un campeonato cutre de halterofilia, ni un exhibicionismo de baja estofa. ¡Cuanto ha cambiado la gente de abajo desde aquella primavera del 85 en la que me igualó «El Penitente»! En fin, estamos en crisis, ya lo sabemos, pero la de falta de valores, buenas maneras y educación es más dañina, si cabe, que la económica que estamos padeciendo.

2 comentarios:

nawer dijo...

Que gran verdad... por supuesto que hay que respetar los gustos de cada uno pero yo sigo siendo de la opinión del costal blanco, pantalon y camisa oscura para el Cristo, y blancos para la Virgen y de uniformidad para toda la cuadrilla. Está claro que no empuja más para arriba el que vaya de esta manera que describo, claro que no, pero si además de ser buenos peones se guarda una estética discreta y no se tiene tanto afán por destacar sobre los demás pues mejor que mejor. Y que quede claro que no todos los que van remangados, "ciegos por el costal" o con tirantas de 3 tallas menos van para lucirse, pero yo prefiero la uniformidad en la cuadrilla.

CIRINEO GUAPETON dijo...

Completamente de acuerdo con todo este circo de tirantas, camisas ajustadas, calcetines del tebeo (de pantalón ni hablar), y costales a ver quien iventa más. Una solución sencilla sería aprobar en las reglas ( igual que el habito nazareno) una mínima uniformidad a respetar, y el que no pues señores el mismo dia de la salida " pa su casa y adios muy buena "...
Sería muy interesante ...

Un saludo...

nota: Capi por favor algunas fotitos miarma ...